Sus compañeros de trabajo recuerdan sus frecuentes viajes al extranjero, algo para lo que la empresa pública no le daba ningún permiso especial, sino que —según directivos de la empresa— para eso fraccionaba sus vacaciones. Países musulmanes, de Latinoamérica y de Europa del Este, fueron los principales destinos de este calderero nacido en el barrio obrero gijonés de “El Natahoyo”. Otro típico caso entre miles de “transformismo”.
En 1981 conoció en Beirut (Líbano) al líder palestino Yasser Arafat. La confianza que se ganó dentro del movimiento palestino llegó a ser tal, que en 1994 —cuando Arafat visitó Asturias para recibir el premio a la Concordia de la Fundación Príncipe de Asturias— fue Huarte quien se encargó de buscarle alojamiento. Entre medio habían quedado años en los que Huarte, como presidente de la ONG: "Amigos del pueblo palestino Al-Fatah" —nada que ver con la fracción más radical de esa organización— logró subvenciones del Principado y del Ayuntamiento de Gijón para becar a estudiantes palestinos en Asturias, o para ayudas al mundo árabe e intercambios culturales. Uno de estos intercambios fue con la Yamairía de Libia. Según algunas personas que entonces mantenían un estrecho contacto con él, en aquella época Huarte también viajó al País Vasco para defender la causa palestina, donde supuestamente mantuvo contactos con independentistas.
Su activismo en el mundo árabe comenzó a finales de los años setenta. Antes de eso, había ocupado cargos en el Círculo joseantoniano y en su barrio se le recuerda haciendo pintadas del tipo: “Movimiento para el banquero, Falange para el obrero”. Estaba vinculado a “Falange Española Auténtica”, un grupo disidente.
La alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso, fue la única dirigente del PSOE que rompió una lanza en favor de Huarte, después de que el periódico “La Nueva España” destapara sus contactos con Benesmail Abdelkrim, que Huarte justifica como “ayuda humanitaria”. A diferencia de otros compañeros de partido, Felgueroso aún no estaba al tanto de la supuesta relación de Huarte con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
Los viajes de Huarte por todo el Magreb y Oriente Medio son recordados por musulmanes afincados en Gijón que defienden el apoyo incondicional que Huarte siempre ha manifestado por la causa árabe y la ayuda a los musulmanes en Asturias. Algunos de ellos son refugiados que han tenido que huir de los regímenes integristas de sus países.
Junto a esta labor “desinteresada”, el calderero de la empresa “Izar” también ha realizado viajes como empresario. En 1993 formó, junto a un socio, la empresa “P. F. Brokers Internacional”, que nunca ha depositado cuentas en el Registro Mercantil y que está sin actividad. En 1997 constituyó con su mujer “Huarte Brokers Internacional”, que hoy se denomina “Huarte Spain ITL, S. L.”. La facturación en 2002 fue de cero euros y en 2003 de 15.195. En su página Web ofrece servicios de importación y exportación en Libia, Irán, Irak, el Líbano, Egipto, Siria, Palestina, Argelia, Túnez, Paquistán, Bangladesh, Malasia, Argentina, Chile, Colombia, Brasil, Albania y Bulgaria, “gracias a los contactos de representación que mantenemos en todos los continentes”. Los teléfonos y datos de la empresa son los mismos que los de la asociación que preside. Uno de los transportes de mercancía de Huarte, provocó un incidente en el aeropuerto de Tel Aviv (Israel), cuando intentaba entregar una excavadora a Palestina. Los israelíes le retuvieron varias horas y la máquina termino recalando en Jordania.
En el PSOE de Gijón llegó a formar parte de la ejecutiva local hasta enero de 2001, dentro del sector más afín al presidente autonómico, Vicente Álvarez Areces. Luego pasó a integrar el Comité Municipal hasta que se disolvió en 2003 por un cambio en la organización del PSOE a nivel federal. Aún así, según diversos compañeros del partido ha seguido asistiendo a reuniones con la cúpula socialista de Gijón en la Casa del Pueblo, donde —como es obvio— no creen que Huarte esté relacionado con los servicios de inteligencia. Fernando Huarte también controla la seguridad en los principales mítines del PSOE en Gijón. Ha guardado las espaldas a Almunia, Zapatero o Felipe González, entre otros.
Como hombre de confianza del partido es representante del Ayuntamiento en la asamblea general de “Cajastur” y también fue consejero de la empresa de transportes urbanos “Emtusa”. Reputado como una persona concienzuda y trabajadora que nunca se toma vacaciones, nadie en el PSOE de Gijón o en UGT ha tenido para con él jamás una mala palabra. Más bien al contrario. Sus compañeros de la Federación del Metal de UGT destacan el afán con el que se entrega durante las campañas de las elecciones sindicales en los talleres pequeños, donde menos prende la llama del sindicalismo y más cuesta conseguir delegados.
La vida de este hombre se alteró cuando, en marzo de 2005, el periódico asturiano “La Nueva España”destapó su condición de valioso espía al servicio del Centro Nacional de Inteligencia (ex CESID) desde 1992, noticia según parece filtrada a la prensa por fuentes procedentes del mismo PSOE:
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Las ONG constituyen lo que se ha denominado el “tercer sector”, teniendo en cuenta que el primero y el segundo, por orden de determinación lógica e histórica, son la sociedad civil (el mercado) y la comunidad política (el Estado). Este tipo de organizaciones —también llamadas “Organizaciones No Lucrativas” (ONL)—, constituyen la "sociedad civil deseable". En otros términos, podría sospecharse que lo pretendido por el primero y el segundo sector no es el civismo —aquello que los romanos llamaban civitas— que, frente a la sociedad civil de Hobbes, la del “homo hominis lupus” se puede traducir como la sociedad civil de la solidaridad, del sacrificio por la comunidad, de la ciudadanía; incluso, de la nobleza. Esto no es más que un eufemismo. Baste señalar el correlato entre la aparición de este tipo de organizaciones y el paro estructural masivo. En efecto, las ONG no se caracterizan por la obtención de réditos económicos, pero deben cubrir los costes de su funcionamiento. Y en estos costes entran los salarios de sus empleados, cuyo financiamiento debe salir de algún sitio, del precio de tales servicios, de sus asociados o de subvenciones del Estado.[1] En definitiva, que las ONG son una forma de enmascarar la desocupación friccional o ejército industrial de reserva, al mismo tiempo que, paradójicamente, constituyen fuentes adicionales de ingresos para los pluriempleados que las crean y dirigen, como es el caso de nuestro “desinteresado” Quijote de Gijón, Fernando Huarte Santamaría.
Dada la urdimbre de vínculos con refugiados árabes e islámicos —que la ONG "Amigos del pueblo palestino Al-Fatah" propicia estrechar en torno suyo—, no es nada casual que este sujeto conjugue su condición de empresario, guardaespaldas del PSOE, miembro del Ayuntamiento de Gijón y agente secreto remunerado al servicio del CNI. Brindando “solidaridad humana” a cambio de información confidencial privilegiada sobre lo que se cuece entre los fieles que oran mirando a la Meca —siempre bajo el secreto burocrático de toda función estatal— Huarte había venido ejerciendo como intermediario de esa valiosa mercancía que vendía a los servicios españoles de inteligencia, para acabar siendo utilizada (consumida), según el mayor peso relativo de los poderes fácticos que conducen la historia de este país, hacia el lecho de Procusto donde las masas explotadas duermen el cada vez más terrible sueño embrutecedor de la democracia representativa, como inevitable, forzada y dolorosa adecuación de la vida política y sus abominables secretos burocráticos, a la sacrosanta propiedad privada capitalista.[2]
Pero al mismo tiempo que informante del CNI, Huarte era miembro del PSOE; y por la misma lógica maquiavélica de la propiedad capitalista aplicada a su cargo político partidario, nadie le pudo impedir que decidiera inconfesablemente compartir el secreto de su información privilegiada como espía al servicio de un organismo del Estado (supuestamente representante de los intereses generales del “pueblo”), con “alguien” del aparato partidario y —a través suyo— con la cúpula de la organización, para fines políticos particulares coincidentes de ambas partes vinculadas por el mismo secreto: ganar las elecciones “democráticas” del 14M, como así fue a instancias de la matanza del 11M. Cabe señalar aquí, que el jefe inmediato
del agente Huarte en la cadena jerárquica del PSOE, es el señor Alvaro Cuesta Martínez —ponente por este partido en la Comisión Parlamentaria que debió investigar la trama terrorista desencadenante del 11M— el mismo que, junto con el portavoz de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, propusieron prohibir su comparecencia.
Este escándalo estalló en marzo de 2005, cuando el periódico “Asturias Liberal” publicó las entrevistas que antes y después del 11M, Huarte había sostenido en la cárcel asturiana de Villabona con Abdelkrim Benesmail, lugarteniente de Allekema Lamari —considerado por la policía como el líder del grupo terrorista que puso las bombas en los trenes— presuntamente suicidado el 3 de abril de 2004 en el piso de Leganés, junto al resto del comando.[3] Conocida la noticia de la presunta pertenencia de Huarte al CNI, la reacción del Partido Popular a través de su portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana, fue inmediata:
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En Brasil, a donde había viajado por cuestiones de negocios, Huarte declaró que esas entrevistas con Benesmail no habían pasado de tener un carácter benéfico, concretando que lo había ido a ver en relación con el tratamiento odontológico que estaba recibiendo a través de la ONG que él preside. Y, naturalmente, negó y niega ser espía del CNI. Es el primero que debe hacerlo, no sólo por imperativo legal, sino por propia conveniencia personal y de partido.
Los portavoces socialistas han venido insistiendo en que desconocían si su militante gijonés trabajaba o no para el CNI, pretextando que la ley orgánica que regula su funcionamiento, impide o prohíbe dar a conocer la identidad de las personas que tienen vinculación con él. Sin embargo, según el reporte de Fernando Huarte en “El Mundo” del 28/03/05, fueron precisamente dirigentes socialistas quienes filtraron a la prensa que Fernando Huarte Santamaría es un colaborador destacado del CNI. Y en setiembre de 2005 se ha podido saber a través de “El Semanal Digital”, que el Secretario de Organización del PSOE, José Blanco y su portavoz parlamentario, Pérez Rubalcaba, han acusado en varias reuniones privadas al ministro de Defensa, José Bono, de ser el autor de la filtración a “El Mundo”, o, al menos, de ser la persona que confirmó al periódico la relación de Huarte con el CNI.
Por su parte, la “Asociación Centro Cultural Musulmán de Asturias” —la de mayor raigambre en los ámbitos de la comunidad musulmana— salió al paso de estas informaciones con una defensa cerrada de Huarte:
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Todo parece indicar que, conjugando su doble y contradictoria función de altruista y espía, Fernando Huarte hacía muy bien su trabajo en el mundo de los refugiados islámicos. Según se ha visto, con la misma eficacia y empeño que Rafá Zouhier o José Emilio Suárez Trashorras hacían el suyo conjugando perfectamente su actuación en el mundo del hampa con su función como confidentes policiales. Algo parecido a lo que suelen hacer los burócratas sindicales, que medran con la política del “como sí” dividiendo su alma travestida entre capitalistas y asalariados. Distintos papeles protagónicos para representar la misma obra en el único teatro posible: el de “la sociedad del engaño y el pillaje mutuo”.
[1] El Ayuntamiento de Gijón, gobernado por la socialista Paz Fernández Felgueroso, no ha accedido a las peticiones del grupo municipal del PP de justificar las subvenciones recibidas por la “Asociación Nacional del Pueblo Palestino Al Fatah” que preside Fernando Huarte. De momento, hay graves irregularidades en viajes a Madrid, en las visitas a Tel Aviv y en la justificación de subvenciones a sus proyectos. En 2002, Huarte llegó a pedir dinero para el "Hospital General Infantil Sadam Husein en Bagdad". Le fue denegada, pero otras no y, según parece, se han perdido.
[2] Procusto: Personaje mitológico cuyo verdadero nombre era Damastes pero se le conocía más por su apodo: Procusto, que significa “estirador”. Era hijo de Poseidón, el dios de los mares, y por eso su estatura era gigantesca y su fuerza descomunal. Procusto poseía una posada cerca de Eulesis, la famosa ciudad de la antigua Grecia, donde se celebraban los ritos misteriosos de las diosas Deméter y Perséfone. Y era el siniestro placer de Procusto matar a quienes llegaban a su posada en busca de alojamiento, sometiéndolos a un cruel tormento. En efecto, Procusto obligaba a sus huéspedes a acostarse en una cama de hierro y al que no alcanzaba, porque su estatura era mayor que el lecho, le cortaba con un hacha la parte de las extremidades inferiores que sobraban, y lo dejaba morir desangrado; y si la desdichada persona era más pequeña que la cama, entonces Procusto le estiraba las piernas hasta hacerlo caber en el fatídico lecho, con lo que también mataba dolorosamente a sus víctimas. Según algunas versiones de la leyenda, el lecho de Procusto estaba dotado de un mecanismo móvil que lo agrandaba o lo empequeñecía según fuera el tamaño corporal de su víctima. De manera que nadie podía caber exactamente en la cama y todas las personas que caían en manos del célebre bandido, tenían que ser sometidas a la mutilación o el descoyuntamiento.
Uno de los significados de esta leyenda, apunta a los estrechos límites que obstaculizan cualquier actividad humana. Más específicamente se habla del lecho de Procusto en relación con la inescrupulosa conducta de quienes pretenden acomodar la realidad a la estrechez de sus intereses particulares y personales.
[3] Huarte visitó al islamista Abdelkrim Bensmail en la cárcel de Villabona (Asturias) por última vez el 9 de octubre de 2004, diez días antes de que agentes del Cuerpo Nacional de Policía procediesen a la detención del recluso en ese mismo centro penitenciario, en el marco de la 'Operación Nova', informaron fuentes penitenciarias. Con anterioridad, Huarte había visitado a Bensmail el 9 de marzo y el 14 de abril de 2002, precisaron las mismas fuentes. Según explicó Huarte el 21 de marzo de 2004 en un comunicado, las visitas fueron realizadas a título personal y con carácter humanitario y en su transcurso no se habló “de ningún tema relacionado con su pasado, política española, ni, muchísimo menos, con sus posibles relaciones con presos de ETA o con implicados en el 11-M”.
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